El drama, ¿lo cambia todo?

Novedades teatrales

La discapacidad en la escena teatral de Madrid

Soledad Pereyra

En junio terminó una temporada de teatro en la capital española donde la discapacidad fue protagonista. De esta experiencia surge, inevitablemente, la pregunta por la continuidad.

El Centro Dramático Nacional (CDN) de Madrid, fundado en 1978 y dependiente del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, es sin lugar a duda un teatro referente sobre las nuevas voces y tendencias de las artes escénicas españolas. Desde el 2016 lleva adelante el festival “Una mirada diferente” que busca mejorar la visibilidad y la inclusión de los artistas con discapacidad en las producciones teatrales y en la vida cultural en general. Aunque entonces cuenta con cierta trayectoria de vínculos en la relación entre teatro y discapacidad, esa forma de inclusión muchas veces queda reducida al acontecimiento, la manifestación única de un evento artístico pensado desde la excepción. Por ejemplo, también en el 2016, estrenó la obra Cáscaras Vacías (dir, Magda Labarga y Laila Ripoll) en su Teatro María Guerrero, una obra que recrea la experiencia que vivieron seis personas con discapacidad en la época del nazismo.

Lo que pasó en el CDN en el 2022

Bajo los lemas “El drama nos cambia por dentro. El drama lo cambia todo.” que estuvieron en el anuncio de la temporada 2021/2022 del CDN, la cuestión de la discapacidad se incorporó con más fuerza en este espacio en los últimos meses, especialmente a través de dos producciones. Por un lado, en marzo del corriente se estrenó la obra Supernormales (2022, dir. Iñaki Rikarte). El montaje surgió a partir del texto homónimo escrito por la dramaturga gallega Esther Carrodeguas durante su participación en el programa “Residencias” del CDN de 2020/2021.  A partir de un texto dramático subtitulado como “Freakshow pervertido”, la obra vuelve como comedia y esperpento a la cuestión de la sexualidad de las personas con diversidad funcional. El tema no se limita únicamente al derecho a una sexualidad plena (que por supuesto aparece con el personaje de María, una asistente sexual para personas discapacitadas), sino también los abusos sexuales dentro de las familias, la libertad para formar una pareja, la instrumentalización de algunos cuerpos discapacitados como fetiche sexual, la esterilización forzada, entre otras cuestiones.

Por el otro lado, la temporada cerró con una versión de Hamlet (2019, dir. Chela de Ferrari) importada del Teatro La Plaza (Lima, Perú). El Teatro La Plaza, fundado por la misma de Ferrari, se define desde 2003 como un espacio de investigación teatral que explora e interpreta la realidad para construir un punto de vista crítico que dialogue con su comunidad. Y ese espíritu es el que transmite su “versión recontra libre” de Hamlet en relación con la discapacidad.  

En una clase magistral dada por de Ferrari en el CDN el pasado 18 de junio, contó los orígenes del proyecto: el encuentro con Jaime Cruz, un joven con síndrome de Down que trabajaba como anfitrión/acomodador en el Teatro La Plaza. En una oportunidad el joven se presentó como actor y de Ferrari intrigada, lo invitó a tomar un café y conversar. Fue la primera vez que pudo verlo con la corona de Hamlet sobre su cabeza. Asimismo, el encuentro le permitió a Chela de Ferrari por primera vez entenderse como una persona neurotípica. Este fue el puntapié inicial del montaje, cuyo elenco final está constituido por 8 artistas con diversidad funcional cognitiva. La propuesta de Chela de Ferrari no tenía como objetivo contar la historia de Hamlet y poner en escena el texto de Shakespeare. El grupo buscaba crear su propia dramaturgia a partir de tomar los temas esenciales de la obra inglesa y hacer un entretejido con la vida de los actores. La participación del ensamble no se limitó a la interpretación en la performance, sino que fueron un aporte visceral para el desarrollo de los textos dramático y escénico.

Al otro lado de Lavapiés

Simultáneamente, hacia ese final de temporada 2021/2022, también en Madrid, se ponía en escena Richard III Redux OR Sara Beer [IS/NOT] Richard III (2018, dir. Kaite O’Reilly y Phillip Zarrilli) en el Teatro de la Comedia. La obra es una reflexión sobre la problemática de Shakespeare en cuanto a la representación de la diferencia física o una mirada a Ricardo III desde la discapacidad. En ella la actriz con discapacidad Sara Beer examina la figura histórica, la creación teatral y la relevancia y el atractivo del personaje de Ricardo III. Además, cuestiona cómo algunas interpretaciones anteriores de otros actores sin discapacidad han intentado representar o actuar la discapacidad. La obra extiende su problematización del tema a la sociedad y sus barreras físicas que discapacitan constantemente a personas como la que está frente a los espectadores, en el escenario.

También se estrenó en junio de este mismo año Campeones de la comedia (2022, dir. David Ottone) en el Teatro Marquina. En el título de la obra podemos prever no solo el uso del humor sino el vínculo con otro texto cultural español ligado a la discapacidad: la película Campeones (2018) de Javier Fesser. La película de Fesser como pretexto desde donde ver la obra se explicita en el título, como también en los afiches que publicitan la obra, donde se resalta que algunos actores de la producción actuaron también en la película y que ésta ganó un premio Goya. Desde estas coordenadas, vemos que la puesta de Campeones de la comedia es estéticamente muy diferente, pero que apunta sobre todo a la inclusión y al debate sobre la discapacidad en un público amplio, no necesariamente especializado o espectador frecuente de teatro.

Lo que se viene

Frente a una realidad que con frecuencia nos rodea con su sombra más hostil, esto es la nada misma ante el sufrimiento de los más débiles y los vulnerables, el teatro aparece como un lugar desde donde resistir. A partir de esta idea se gestó el lema que resumió temáticamente lo que será la temporada 2022/2023 del CDN: “Dramas de resistencia para superar la realidad”. En ella, la discapacidad vuelve a los escenarios del Dramático con dos montajes en cuyo centro ya no está solo la discapacidad sino concretamente la mujer discapacitada.

Se trata, en primer lugar, de Madre de azúcar (dir. Clàudia Cedó), que originalmente se estrenó en el Teatro Nacional de Cataluña en 2021 (Mare de sucre) y tuvo una secuela en 2022 bajo el título Los ángeles no tienen hijos (Els àngels no tenen fills) estrenada en el teatro Akadèmia de Barcelona. La obra gira en torno al deseo de ser madre de una mujer con discapacidad cognitiva. La segunda apuesta de la próxima temporada es la adaptación de la exitosa novela de Cristina Morales, Lectura fácil (2018), cuyo estreno teatral está previsto para noviembre del corriente. En la novela, cuatro mujeres que tienen lazos de sangre más o menos cercanos y que tienen discapacidad cognitiva viven juntas en un piso tutelado en Barcelona, mientras luchan contra los abusos del asistencialismo al discapacitado como aquel que busca esterilizar a una de ellas (Marga). La versión teatral del CDN será dirigida por Alberto San Juan y en su producción se trabajó el movimiento junto al colectivo de danza que integra Morales, Iniciativa Sexual Femenina.

Este anuncio de la próxima temporada junto con otros proyectos que paulatinamente se van construyendo desde España, ofrecen un panorama futuro positivo, donde las producciones con o de artistas con diversidad funcional o sobre la diversidad funcional, ya no quedan aisladas, reservadas a un público de nicho. Deberemos esperar aún más para ver cómo estas prácticas estéticas impactan fuera de los teatros o, parafraseando el Hamlet de Chela de Ferrari, que parafrasea a su vez el Hamlet de Shakespeare, si la representación es el lazo donde se enreda la conciencia.